Eso sí que no me lo esperaba.

Acabo de salir del hospital después de 6 días. Solo puedo pensar en volver a casa para ver a mi labrador, Eleanor, tumbarme en el sofá con ella y acariciarle la oreja mientras le susurro que todo está bien. Esta semana separadas ha sido la más larga de mi vida. Tener que dejarla con el idiota de mi compañero de piso, Lucas, archienemigo del jabón y el agua además de los amigos de cuatro patas, no fue la mejor opción, pero tampoco tenía otra.

¿Dónde estará mi amiga?

Hace una semana volvía a casa en moto después de ver la exposición de mi amigo Juan. Iba pensando en la ensalada de aguacate y mango que iba a comer nada más entrar por la puerta cuando un chalado decidió saltarse un stop y llevarme por delante. Resultado: Mi moto, mi preciosa consentida, para el desguace, el hombro derecho dislocado, los brazos y las piernas con quemaduras de segundo grado y el tobillo hecho añicos.

Al final he decidido coger un taxi para llegar a casa cuanto antes. Con estas muletas tardaría una eternidad. Si antes lo digo…

-¡Pare, pare por favorrrr! Es cuestión de vida o muerte. -Era ELLA. Reconocería su forma de caminar en cualquier parte, pero ¿Qué estaba haciendo ELLA aquí si vivía a miles de kilómetros? Sin pensarlo dos veces, bajé del taxi como pude y grité:-¡Macarena!. Se giró y me miró con cara de pocos amigos. Caminé lo más deprisa que pude hasta ponerme frente a ella. Ahora que la había encontrado, no iba a perderla por unos rasguños.-No me conoces, pero yo a ti, de toda la vida…desde que era una cría.-No sé si se debería decir algo así a alguien con el que siempre has querido y aún quieres tener una relación, del tipo que sea.

“Todo en esa historia es inventado, pero casi todo ha sucedido”

-No entiendo nada.- Seguía mirándome como a un insecto nauseabundo mientras mascaba un chicle con la misma energía que pastan las vacas en mi pueblo.- ¿Eres una de esas fans peligrosas que persigue a sus ídolos de juventud? – El chicle haciendo malabares para no caer fuera de su boca y su pregunta desdeñosa, deberían haber sido suficiente para que se me cayera el mito a los pies, pero no fue así. En persona era incluso más guapa de lo que me había imaginado.

-¿Te apetece tomar un copa de champán?- Le pregunté mostrando la mejor de mis sonrisas.

-¿Champán a las 12 de la mañana? – De nuevo, cara de culo.

-Cualquier hora es buena para celebrar por todo lo alto que al final te conozco. Tu música me ha acompañado siempre, en los momentos más importantes de mi vida. ¿Podríamos hacernos un selfie? Mi madre no va a dar crédito cuando se lo cuente. Lleva toda la vida oyendo hablar de ti. -Por un momento me pareció que se relajaba un poco.

Al final fuimos al parador y en su azotea con vistas al mar nos bebimos una botella de champán. Me contó que estaba casada, cosa que yo ya sabía, y añadió que no era feliz con él. Eso fue suficiente para que yo viera, no un resquicio por donde entrar, si no una puerta abierta de par en par.

Love is an open door

-No sé qué me pasa contigo. No te conozco de nada, pero me siento muy a gusto hablando de todo. Te he contado cosas que ni a mi mejor amiga. -Aproveché ese momento de debilidad y la besé. ¿Qué podía pasar? ¿Qué me dijera que no le gustaban las mujeres? Ese no era motivo de peso para no intentarlo. No iba a ser la primera mujer casada con la que tuviera una relación. Se apartó y me miró horrorizada. Me empujó con fuerza. Me limité a darle tiempo para que lo asimilara. Sabía que le había gustado. A mi también. Afortunadamente hacía ya rato que no había rastro del chicle.

-Si no estás cómoda, nos vamos.-Le dije mientras esperaba su reacción.

-Sí, no, no sé. ¿Qué estoy haciendo, por Dios? -Se levantó y al ayudarme a coger las muletas, nuestras miradas se cruzaron de nuevo y me besó. Sabía que no iba a quedarse con la curiosidad de algo más. Para mí aquello era simplemente un déjà vu.

De la azotea bajamos a una habitación en la que entramos como si no hubiéramos estado con nadie durante meses.

-No he hecho esto nunca…bueno, ya me entiendes.-Susurró.

-Déjate llevar. En estas cosas cuanto menos se piensa, mejor. Tú solo siente, que es de lo que se trata. – Y sintió…durante 2 horas no dejó de sentir, pero tan pronto dejó de hacerlo, llegó la vergüenza y el arrepentimiento. No me sorprendió. Casi nadie es capaz de reconocer que, después de dos largos matrimonios, un divorcio y una hija de 19, le gustan las mujeres…o al menos, una en concreto.

Y así empezamos una relación tóxica de quiero y no quiero, de me vuelves loca a estás loca, de darlo todo en el coche en un parking de centro comercial a esto no puede volver a pasar.

Si algo me define es la perseverancia, pero chocar contra un muro de hormigón después de cada encuentro acabó con mi entusiasmo. Los cinco meses que duró nuestro tira y afloja sirvieron para darme cuenta de que no era tan interesante como yo la había imaginado. Sus audios interminables, llenos de balbuceos y lloriqueos incoherentes acabaron por aburrirme y finalmente la bloqueé.

3 años más tarde la que ahora es mi mujer llegó un día a casa y me dijo: – No hagas planes para este fin de semana. Tengo una sorpresa. Al llegar el viernes al aeropuerto vi que nuestro destino era Milán.

-Eres preciosa, pero hoy ponte especialmente guapa porque va a ser una gran noche. Llegando al teatro vi el cartel en la entrada.

-¿Esa cara? ¿Por qué frunces el ceño? Pensé que te encantaría la sorpresa. Sé que la admiras desde que eras pequeña. Te recuerdo que hemos hecho cositas con sus canciones de fondo…

-Sí, sí, claro que me encanta.- Logré articular. -Simplemente no me lo esperaba. Recuperé la tranquilidad cuando vi que estábamos en un reservado, camufladas en la oscuridad. No tenía por qué verme. En un momento de la actuación, mi ídolo de juventud anunció que iba a aprovechar el descanso para decir unas palabras.

-Buenas noches, hace muchos años coincidí en un internado en Florencia con una mujer que está hoy aquí y me ha pedido un favor muy especial al que no he podido decir que no. Diana, sube al escenario por favor.-Miré a mi mujer con estupor. ¿Amigas? ¿Desde cuándo eran amigas? y ¿Qué iba a hacer en el escenario? Mi hermana siempre insiste que la mejor manera de empezar una relación es no decir absolutamente nada sobre los ex. Para una vez que sigo sus consejos… Diana me miró unos segundos sin entender mi nerviosismo. Sin pensarlo dos veces saltó al escenario.

-Gracias, Macarena. Llevo tiempo buscando la manera más especial para decirle a la mujer que comparte mi vida desde hace tres años que la amo. Ella es gran admiradora tuya, en realidad creo que es tu fan número uno.

-¿Pedimos que suba? -Preguntó Macarena dirigiéndose al público, que al instante empezó a aplaudir. Miré la salida, calculando cuánto tardaría en llegar hasta la puerta sin ser vista. Al final no me quedó más remedio que subir al escenario. A medida que me acercaba, la cara de Macarena iba perdiendo color hasta confundirse con la cortinilla blanca que había detrás de nosotras. Cuando ya estábamos frente a frente, dejó caer el micrófono que al chocar contra el suelo emitió un pitido ensordecedor que generó un grito unánime entre el público.

-Amor, quiero decirte que en estos tres años no he podido ser más feliz y quiero vivir contigo el resto de mi vida. ¿Quieres casarte conmigo? -Oímos un ruido seco.- ¿Qué te pasa Macarena? ¿Amiga, estás bien? Esa noche el micrófono no fue lo único que cayó al suelo, Macarena también se desplomó como un saco de cemento sobre el escenario.

-Apartémonos Diana, le estamos robando el aire. Además, ahí está ya su maridito para ayudarla.- Sugerí con indiferencia.

-Hoy te van a dar el premio a reina de la empatía. Es mi amiga, estoy preocupada por ella. Además me imagino que a su marido no le importará compartirla un ratito.

-Compartirla un ratito, oigan a ésta. -Menudo ojo tienes Dianita.

Published by Rosa del Valle

Contar historias es como vivir muchas vidas diferentes. Me encanta la mía, pero inventar otras es un reto que no puedo ignorar.

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