Siempre nos quedará la Toscana

-Por favor Rosa, puedes dejar de mirar a la gente con tanto descaro.-Me susurra al oído mientras la azafata jura en arameo intentando encajar una bolsa más grande que las azulonas de Ikea en el compartimento superior. -Tendría que estar ciega. Es imposible no mirarle. Se ha comido media barra de fuet y aún noContinue reading “Siempre nos quedará la Toscana”

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