Cuando tenía 13 años vi Memorias de África. Mucho más que la trágica historia de amor, me dejó sin palabras la escena en la que Denys y el barón Bror Blixen miran embelesados a Karen mientras ella improvisa un cuento a la luz de unas velas, que se van consumiendo lentamente. En ese momento recuerdo que pensé: “Yo quiero poder hacer eso”. Y ensayé…vaya sí ensayé, pero mis historias nunca me parecían lo bastante buenas. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, pero yo sigo intentándolo. A menudo me doy cuenta de que me quedo observando a la gente y unos minutos son suficientes para que mi cerebro haga click y por mi mente desfile toda su vida. Puedo inventar un historia con tan solo mirar una foto o a una persona aunque el resultado es más que probable que no se ajuste a la realidad.
En este blog contaré todas esas historias que se me ocurren a menudo. Si quieres que invente una para ti, solo tienes que pedírmelo. Envíame una foto, la que quieras y con esa inspiración la escribiré. Acepto el reto a cambio de que tú aceptes el resultado de mi imaginación. El sabor de tu historia es algo que tú también podrás elegir.